27 octubre 2007 – Valencia
80.000 testigos del «hasta siempre» de Héroes del silencio.
El último concierto de la mítica agrupación zaragozana dejó varias huellas en la memoria de miles de seguidores en una de las comunidades que más cariño ha dado al cuarteto aragonés desde sus inicios, como si se tratase de un agradecimiento final de la banda a los hermanos valencianos.
80.000 fieles acompañaron en su última aventura a Juan Valdivia, Enrique Bunbury, Joaquín Cardiel y Pedro Andreu en el Circuito Ricardo Tormo de Cheste en valencia, en una tarde azotada por la borrasca y una carretera interminable, y no precisamente por distancia, sino por la caravana de cientos de coches con ocupantes deseosos de saborear el último aliento de su banda favorita. La Dirección General de Tráfico notificó retenciones de hasta 10 km. El acceso estaba abierto desde las 10 am, la autoridad no valoró la necesidad de ampliación de metro o buses lanzadera como se ha hecho en otras ocasiones para eventos de motor.
Los más madrugadores no tuvieron problemas a la hora de instalar campaña en el circuito a pie de escenario de 56 metros de largo x 16m de fondo, acompañado por el espectacular juego de pantallas, en un recinto de 25.000 m².
Los sentimientos crearon una atmósfera que eclipsó incluso a los fuegos artificiales finales. Hay gente que jura que esa noche escuchó llorar la Fender Stratocaster de Juan Valdivia, que sus latidos iban acompañados por la Sonor de Pedro Andreu, qué el púrpura del bajo de Joaquín creó un arcoiris en la noche estrellada de Valencia al reflejarse en las lágrimas de los asistentes en las primeras filas, (lágrimas como las que ahora mismo están mojando el teclado de quien les escribe), que el rugido aterciopelado de Enrique hizo levitar a la muchedumbre que coreaba cada uno de los temas al unísono creando una sola voz con el Mediterráneo como espectador de lujo.
Si el paraíso es escuchar, esa noche más de uno conoció el Edén…
Una última canción, los últimos aplausos, la última vez que las cuatro siluetas desaparecieron entre los focos y el humo del escenario.
EN BRAZOS DE LA FIEBRE.
Fotografía:
Montaje de material de Pablo Ferrer